La meditación continua

"Todo el día es ella [tu ley] mi meditación". Salmo 119:97

La meditación en la Palabra de Dios no tiene que terminar cuando se concluye el devocional. Uno puede continuar la bendición llevando consigo las Escrituras durante todo el día. Algunas personas memorizan un pasaje o lo escriben en una tarjeta para poder leerlo cuando tienen unos momentos libres.

Un ingeniero usa sus recesos para seguir reflexionando en la Palabra de Dios. Las amas de casa pegan versículos en la nevera o en el espejo del baño. Los camioneros colocan porciones de la Biblia en el tablero de instrumentos.

Leslie B. Flynn cuenta de una brillante estudiante universitaria que se ofreció de voluntaria para trabajar en un campamento de la iglesia y la tarea que le asignaron fue pelar papas. Una amiga que admiraba su inteligencia le dijo: "¡Que pena que tuvieses que terminar pelando papas! Ella contestó: "No tengo que pensar en las papas mientras las pelo, así que pienso en mi versículo del día".

El salmista indico que no leía la Palabra de Dios y se olvidaba enseguida, sino que meditaba en ella todo el día (119:97). De la misma forma, el hombre "bienaventurado" del Salmo 1 reflexionaba en la Palabra de Dios "de día y de noche" (v2). Y cuando la Palabra de Dios esta en nuestras mentes desde la mañana hasta la noche, seremos más propensos a obedecerla y muchos menos a violarla. Ese es el valor de la meditación continua.

Tomado de: "Manantiales en el Desierto"

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